Encuentro “Desafíos transdisciplinares ACTESxS”
El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
En vísperas de esta importante fecha fijada por Naciones Unidas, ha tenido lugar EL ENCUENTRO “Retos Transdisciplinares: Homenaje a Lynn Margulis y Karin Ohlenschläger”, una inspiradora actividad organizada por el Metabolik Planet Program, con el apoyo de la Fundación para el Conocimiento Madri+d y la Universidad Complutense, con el objetivo de contribuir al fomento de la vocación de las mujeres en la ciencia dando visibilidad al trabajo de investigadoras innovadoras, expertas en campos inter y transdisciplinares emergentes (ACTESxS y STEAM).
EL ENCUENTRO tuvo lugar el 10 de febrero en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.
He tenido el honor y el placer de participar en el panel “ACTESxS retos transdisciplinares” en el módulo 2 junto a grandes mujeres, siendo la moderadora Maria Salazar-Roa, Tere Badia, Nazareth Castellanos, Elisa Martin, Daniela Pavlova, Eva Torremocha.
En la presentación, hice un recorrido por mi trayectoria profesional en la tecnología libre, desde finales de los 90 hasta hoy, pasando por el movimiento hacker, el cooperativismo tecnológico en Dabne, el mundo de las start-ups en Berlín, la puesta en marcha del proyecto Weesuwul en Senegal y donde también estoy poniendo en marcha Niit Tekna Logic, como espacio de formación y promoción de una visión crítica de la tecnología, en la intersección de la cultura y el emprendimiento social.
Tras nuestro panel, tuvimos el placer de descubrir un poco más sobre Lynn Margulis gracias al panel “El legado transdisciplinar de Lynn Margulis” con Carlos Briones, Dorion Sagan, Ricard Guerrero, Mónica Solé, Ricardo Amils,Stephan Harding, Mercè Piqueras y Juli Peretó.
Lynn Margulis (1938-2011) encontró la solución a un enigma: las células eucariotas (células con núcleo presentes en protozoos, animales, plantas y hongos) surgieron como resultado de la simbiosis con otras células más simples sin núcleo (procariotas, es decir, bacterias y arqueas). Demostró así que no sólo existe una evolución gradual (la teoría de la selección natural de Darwin), sino también que ciertos acontecimientos abruptos y puntuales en la historia de la vida provocan grandes saltos evolutivos. Con ello, Margulis amplió la teoría de la evolución de Darwin haciendo una aportación fundamental a la misma. Sobre: la simbiosis permite a la vida dar saltos evolutivos. Su teoría, que presentó en 1967 (a la edad de veintinueve años), fue demostrada a finales de los años setenta y es ampliamente aceptada por la comunidad científica, pero aún poco conocida por la sociedad en general. La simbiosis como fuerza evolutiva es un concepto novedoso que cambia nuestra forma de ver el mundo.
Cuando el químico atmosférico y ecologista inglés James Lovelock formuló la hipótesis Gaia en 1969, Margulis la apoyó y trató de ampliarla, aportando su opinión de que las bacterias son las principales responsables de las transformaciones químicas en la biosfera. La hipótesis Gaia destaca la capacidad de autorregulación de la superficie de la Tierra, muy diferente de la de un planeta similar en tamaño y posición relativa al Sol, pero con una capacidad de autorregulación diferente de la de un planeta similar en tamaño y posición relativa al Sol, pero desprovisto de vida. La hipótesis Gaia postula que las condiciones de la Tierra han sido modificadas por la propia vida, como parte de una corregulación continua de la superficie terrestre. La hipótesis Gaia postula que las condiciones de la Tierra han sido modificadas por la propia vida, en una coevolución continua entre la biosfera y el planeta.
A continuación se rindió homenaje a Karin Ohlenschläger (1959-2022), innovadora e influyente gestora cultural, crítica y comisaria de arte contemporáneo y nuevas tecnologías.
Nació en Hannover (Alemania) y vino a España en los años 80 para embarcarse en un velero y llegar al otro lado del Atlántico. Cuando llegó a la costa de las Islas Canarias, se dio cuenta de que navegar no era lo suyo. Acabó instalándose en Madrid y se vinculó a la escena artística a través de Espacio P, con Pedro Garhel, ayudando a promover el diálogo entre las artes plásticas, visuales, escénicas y sonoras con programas relacionados con la performance, la fotografía, las instalaciones, la poesía visual, el arte correo, el arte y la música.
Con motivo de la inauguración de la exposición, la Comisión Europea y el Consejo de Europa celebraron el regreso de la artista, en un momento en que la mayoría de las galerías y museos celebraban la vuelta de la pintura.
Karin era una apasionada investigadora del potencial transformador del binomio arte-vida. Le interesaba explorar las conexiones entre la dinámica colaborativa, interdisciplinar y autogestionada de las prácticas artísticas de los años ochenta y conceptos científicos como el metabolismo y la simbiosis (Lynn Margulis), la autopoiesis/autoorganización (Humberto Maturana); el pensamiento complejo (Edgar Morin); el enfoque sistémico/holístico (Frtijof Capra); las estructuras disipativas (Ilya Prigogine) o la sociedad en red (Manuel Castells), entre otros. Todos estos elementos contribuyeron a generar la atmósfera creativa y las dinámicas de co-creación transdisciplinar e inteligencia colectiva que caracterizaron el Madrid Medialab.